El Diario El País de España recoge en su edición online que la inquietud regresa a Afganistán tras la toma temporal de la ciudad de Kunduz, primera gran ciudad afgana conquistada por los talibanes en 14 años.
Esta situación demuestra que la guerrilla yihadista comandada desde hace un tiempo por el mulá Ajtar Mohamed Mansur, tiene para rato.
El reportaje consigna que la misión internacional liderada por los norteamericanos está lejos de finalizar, con una población que teme los ataques talibanes y ahora del Estado Islámico, a pesar de la decisión de Obama de posponer la retirada de las tropas.
Lo que viene es parte del reportaje de El País de España:
Entre hileras de ropa de ocasión, el vendedor ambulante Ayub cuelga cada día en Shahr-e-now, en el centro de Kabul, decenas de retratos de los políticos y muyahidines que han marcado la historia del agitado último medio siglo de Afganistán. De los únicos de los que no hay rastro en este muro de los recuerdos es de los talibanes que dominaron el país entre 1996 y 2001. Aun así, siguen muy presentes en la memoria de los afganos. Sobre todo desde que, con la toma temporal de Kunduz en septiembre, provocaron un giro en un conflicto que ya dura 14 años y que la comunidad internacional sigue sin saber resolver.
Tanto los afganos como los representantes de los países de la coalición aún desplegados en Afganistán advierten de que el país aún tardará en estabilizarse. “Esta no es solamente una guerra de afganos, es la guerra de todos”, dice Sediq Sediqqi, portavoz del Ministerio del Interior afgano.
Que no es hora aún de abandonar Afganistán, ni lo será por mucho tiempo, es algo que tenían claro las comunidades diplomática y militar occidentales de Kabul. Antes incluso de que Barack Obama rectificara, tras Kunduz, su intención de seguir reduciendo la presencia militar estadounidense, ahora de 9.800 soldados frente a los 32.000 de 2014.
No se puede bajar la guardia en Afganistán, explica una fuente diplomática europea en la capital afgana, porque en este país “se cocina mucho todavía” en materia de potenciales amenazas internacionales. La decisión de Obama de mantener los efectivos actuales en el país no ha sorprendido tampoco a los militares estadounidenses en la zona. “Los que piensan que esto es una pelea de tres rondas, se equivocan. Occidente tendrá que estar en Afganistán más años, décadas incluso, para lograr cambios positivos”, afirma el sargento de primera clase del Ejército estadounidense Félix Figueroa, que asesora al Ministerio de Defensa afgano.
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