Hace una semana se juntaron en Alemania siete de los líderes de los países más poderosos del mundo, donde se discutieron materias geopolíticas, incluyendo terrorismo y las sanciones contra Rusia.
Este club comenzó primero como el “grupo de los seis” en el año 1975, pero no se consideró formalmente como una institución.
Ahí el grupo estaba integrado por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Japón, que eran los países más ricos en ese momento. En ese minuto se discutió la amenaza que significaba la crisis del petróleo y el gas.
Pero las discusiones fueron cambiando con el tiempo y también sus integrantes. Es así como Canadá se integró en el año 1976 y hay un integrante de la Comisión Europea desde 1981.
Rusia se sumó en el año 1998, pero fue suspendida su participación en 2014 tras el conflicto bélico que sostiene con Ucrania.
A pesar de los cambios el grupo representa colectivamente cerca de la mitad del producto interno bruto del planeta.
Ellos se reúnen por dos días todos los años y en su última cita se criticó que hubiese más conversaciones que acuerdos tácitos sobre diversas materias.
Los acuerdos que se lograron fue extender las sanciones contra Rusia, la eliminación gradual del uso de combustibles fósiles para el fin del siglo y terminar con la pobreza extrema y el terrorismo.
Sin embargo los críticos alegan que el éxito de estas materias dependerá si los líderes del G7 van a ser capaces de implementar reformas a nivel global.
Otro de los puntos negativos es la aparente renuencia a incluir a otras potencias en las conversaciones, particularmente China y la propia Rusia, lo que ha causado cuestionamientos a la efectividad global de las medidas conversadas.
Actualmente los países integrantes representan solo el 10,5 por ciento de la población total del mundo, por lo que el G7 es visto como una pequeña elite que desea gobernar a una mayoría no representada.
Recientemente naciones como Brasil o India incluso han superado el producto interno bruto de alguno de los miembros del G7 y no han tenido la oportunidad de sumarse al grupo.
Entonces vale la pena preguntarse cuán poderoso es el G7 hoy, ya que a pesar de las superpotencias integrantes su efectividad como organización no está clara, por los vagos compromisos que realizan y la carencia de representatividad.
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